El País del Sol Naciente y la isla de los Dioses, sólo para vosotros. Un viaje de novios espectacular
Con el magnífico recorrido que ponemos en vuestras manos, caeréis rendidos ante la impagable combinación de tradición y modernidad que destilan las principales ciudades japonesas.
Y como colofón, tendréis la oportunidad de aparcar los problemas en las playas de la paradisíaca isla de Bali.
Disfrutad de lo mejor de dos culturas asiáticas únicas.
Estáis a un paso de recorrer las ciudades más asombrosas de Japón: Osaka, Nara, Kyoto, Hakone y Tokyo. De este modo, tendréis la tranquilidad de no perderos nada de lo imprescindible del país del Sol Naciente, al tiempo que descubriréis algunas de las maravillas que esconde: castillos majestuosos, jardines flotantes, budas gigantes, parques por los que corren los ciervos, pabellones dorados, santuarios sintoístas, el cruce de semáforos más transitado del mundo, alguno de los distritos comerciales más concurridos de Asia.
Después, en Bali, podréis serenaros contemplando las terrazas de arroz, nadando en sus playas de ensueño y contemplando cómo discurre la vida cadenciosa del trópico.
¿Se os ocurre alguna propuesta mejor para un viaje inolvidable?
Sumérgete en un torrente de naturaleza y espiritualidad
Debido a la gran cantidad de volcanes existentes en Japón, la geografía nipona es generosa en onsen, piscinas naturales de agua termal al aire libre que se han consolidado como uno de los mayores reclamos turísticos del país.
Además, se han convertido en una válvula de escape para una población constantemente sometida al estrés, pero también en un lugar en el que se diluyen las diferencias sociales, ya que son frecuentados por hombres y mujeres de todas las edades y de cualquier condición.
Incluso, hasta hace algunos años, era habitual encontrar a gente de ambos sexos bañándose juntos y desnudos, aunque hoy disponen de zonas separadas.
Por todo ello, ¿qué mejor manera de aprovechar tu estancia en Kyoto que escapándote hasta el cercano monte Kurama, situado a tan sólo 12 km del norte de la ciudad? Allí encontrarás magníficos onsen asentados en un paraje natural de gran belleza, salpicado de cipreses y con unas vistas de ensueño. ¡Prepárate para decirle adiós al estrés!
Asimismo, podrás aprovechar tu visita a esta montaña sagrada para conocer el templo de Kurama. Este santuario fue fundado en el año 770 de nuestra era por el monje Gantei, para que protegiera la recién creada ciudad de Heian Kyoo (es decir, la actual Kyoto). Actualmente, el lugar pertenece a la secta budista de Kurama Kyoo.
Entre los principales atractivos de este grupo de edificios, conviene referirse a la Niomon o puerta de los Guardianes, situada a la entrada del complejo
Y si tu estancia en Kyoto se produce en la segunda quincena de octubre, no dejes de acercarte al monte Kurama para presenciar el festival del Fuego o Hi Matsuri, uno de los grandes acontecimientos anuales de la ciudad. Durante esta festividad, verás cómo los alrededores del templo se llenan de antorchas de más de 3 m de altura y 80 kg de peso.
Acudir a una subasta de sushi en el mercado de Tsukiji de Tokyo
Una experiencia única para los amantes de la gastronomía japonesa
Si eres fan de la cocina nipona, no puedes dejar de conocer la meca de uno de sus ingredientes más valorados. Se trata, como no podía ser de otro modo, del mercado de pescado de Tsukiji, en el que se negocia diariamente la compra-venta de casi 3.000 toneladas de este preciado alimento. Esta cifra convierte a este recinto en el mayor mercado mayorista de pescado del planeta.
La subasta propiamente dicha tiene lugar de las 05:30 h a las 10:00 h, siendo el momento de mayor ajetreo la franja que va de las 05:30 h a las 06:15 h, aproxiamadamente.
Durante este lapso, alrededor de 15.000 restauradores y vendedores de comida adquieren 450 tipos de productos del mar en 1.700 puestos de pequeñas dimensiones.
Por lo general, los turistas —en su mayoría extranjeros, ya que este lugar no suele ser frecuentado por los propios tokiotas— asisten al espectáculo desde una zona especialmente acondicionada para ello.
Fuera del recinto, abre sus puertas el llamado mercado Exterior, donde también es posible adquirir pescado, algas deshidratadas y otros productos de procedencia marina.
Además, en una de las calles adyacentes encontrarás paradas en las que venden sushi de gran calidad a muy buen precio, tempura y curry. Y por supuesto, un buen número de restaurantes y puestos de comida al aire libre en los que podrás desayunar tras haber asistido a la subasta.
Visitar el templo de Tanah Lot al atardecer
Admira uno de los ocasos más hipnóticos de Bali
Aunque Bali es un abanico inagotable de templos, el de Tanah Lot es uno de los que brillan con luz propia, hasta el punto de ser un punto de visita obligado para todos aquellos que viajen a la isla por vez primera.
Este majestuoso recinto se halla en un emplazamiento de gran belleza: un precioso islote situado a 100 m de la costa. Cuando cae el sol, la silueta de los santuarios se recorta sobre un horizonte incandescente. ¡No olvidarás nunca esta visión casi onírica!
Para alcanzar el templo, únicamente se puede acceder a pie cuando baja la marea. Para garantizar la seguridad de los turistas y los fieles, los acantilados que circundan la isla han sido reforzados con hormigón y se han hundido trípodes en el mar que funcionan como rompeolas.
Como su nombre indica, el templo se yergue en el punto en el que se encuentran la tierra (tanah) y el mar (lot). La tierra que se adentra en el agua está dedicado a Betara Tengah Segara, la diosa balinesa del mar, mientras que la tierra firme está consagrada a los dioses del Gunung Batukau.
Su construcción se atribuye a Dang Hyang Nirartha, de quien se dice que aconsejó levantar el complejo para proteger Bali de las plagas y las epidemias, cuyo origen se hallaba, según sus propias palabras, en fuerzas malignas que emanaban del mar.
Degustar el «rijsttafel»
Acércate a la gastronomía local con una receta con acento holandés
A pesar de que el buque insignia de los fogones balineses es el sate —brochetas de carne de pollo, cordero o cerdo aderezadas con salsa de cacahuete picante—, otra de las especialidades indonesias que no hay que dejar de probar es el rijsttafel, una delicia que se compone de unos 25 pequeños platos de carne, pollo y verduras con diversos grados de picante y que se sirve acompañado de varios tipos de arroz, presentado en bandejas.
Normalmente, este ágape se reserva para ocasiones festivas, aunque tu estancia en la tierra de los dioses bien vale disfrutar de esta receta de nombre holandés, legado de los antiguos ocupantes de Bali.
Además, no hay que perder de vista que el cereal mencionado —conocido localmente como nasi— es la base de la dieta balinesa. El arroz puede consumirse frito (goreng) o al vapor (pusih), acompañado de verduras.
Una curiosidad: por influencia de la religión dominante en Bali (el hinduismo), en la isla ni se caza ni se pesca, ya que los lugareños consideran que tienen suficiente con la carne que obtienen en las granjas. De este modo, muestran su voluntad de no perturbar a la Madre Naturaleza.
¡Buen provecho!